Comenzaba el espectáculo, como si se tratase del mismísimo Nureyev (qué digo del mismísimo Nureyev, mucho mejor) ahí apareciste tú, con toda una coreografía de movimientos armónicos capaz de dejarnos sin aliento, ahora me giro, ahora me toco la cara, ahora os enseño el langostino, ahora me rio.
Los componentes de la familia allí reunidos (ya los he nombrado antes) abrían sus bocas anonadados mientras tú claramente marcabas el ritmo de "y el que tenga algo rojo, que lo saque, que lo saque..... CHANGO CHANGO). Ríos de baba corrían por el salón de casa mientras tu supertitaqueridadelalma (usesase yo, voy a repetirlo continuamente para que te lo aprendas) gritaba: Es un Gracianín, es un Gracianín, nariz chatilla y respingona, es un Gracianín...
No hay comentarios:
Publicar un comentario