lunes, 19 de abril de 2010

He de decir

Sí sobrino, he de decir que pese a que ya ha pasado más un mes de tu llegada a este mundo (y yo no he uescrito nada de ese momento tengo mucho que contar, y tranquilo que no se me va a olvidar nada), tú supertita querida del alma tiene por cabeza una cpu de 5 terabytes (que es mogollón de capacidad) que aparte de retener un montón de información inútil como que Turandot es la obra inconclusa de Puccini (un tío que se murió allá por 1900), también dispongo de un archivo para los momentos especiales, y puedo almacenar millones y millones y no se me olvida ni uno. Retrocedamos entonces hasta el día que todos pensábamos que harías acto de presencia (repito, el día que todos PENSÁBAMOS, porque tú tenías otros planes), y me da igual que pienses que todo esto ya te lo ha contado tu madre, yo estaba allí y tengo todo el derecho del mundo a contar mi versión. A lo que íbamos, miércoles 10 marzo, la intempestiva hora de las 5 la madrugada, suena el teléfono, no me cago de miedo como sería la costumbre (cuando suena el teléfono a altas horas de la madrugada siempre es para algo malo, cierto como la vida misma) porque esperamos tu llegada, y así parece tu madre ha roto aguas, nos duchamos corriendo pa´ quitarnos el sueño (¿te he dicho que eran las 5 de la mañana?) y salimos felices y alterados a buscar a tus papis. He de decir que tu tito Javi no vomitó (que también sería lo usual, cuando tu tito se pone nervioso lo primero que hace es vomitar, asquerosito sí, pero ¿qué le vamos a hacer? Hay que quererlo como es. Yo me preparo para 10 minutos (que es lo que se tarda en llegar al hospital) de gritos histéricos e improperios de tu madre pero he ahí que tu madre (la misma que monta el pollo cada vez que le hacen un análisis) está esperándome en la puerta del portal tan pancha y feliz.  Partimos rumbo al hospital, vamos, que entre preparativos, duchas y viajes llegamos a eso de las seis y cuarto. Bien, pues a algún brillante gestor del hospital decidió que las señoras embarazadas no se ponen de parto de madrugada, así que la sala de espera estaba cerrada, tus papis habían entrado por urgencias pero allí estábamos tu tito y yo en la calle con un frío de pelotas que hacía, menos mal que tu supertita querida del alma tiene un poder de persuasión que ya te enseñaré y con sus mejores ojitos de cordero degollado convenció al simpático funcionario de urgencias para que nos dejara entrar en la sala de espera, comenzaba la gran espera…. Tu supertita querida, que aparte de su gran poder de persuasión es muy de mandar, empezó a organizar todo sin perder tiempo (no sabía yo todo el tiempo que me iba a sobrar). Llamó a la abuela para darle el parte informativo, mandó al tito Javi a buscarla para que la llevara a la tienda y anunciara a bombo y platillo que permanecería cerrada porque el nuevo lotero (da igual que en un futuro tú seas bombero, futbolista o sexador de pollos, para el barrio siempre serás el loterito junior) iba a nacer. Vale, no fue a bombo y platillo sino con un cartel que rezaba “cerrado por el nacimiento del nuevo lotero” pero llamar a Manolo el del bombo para que se pusiera en la puerta de la tienda a vociferar durante todo el día “VA A NACER EL LOTERITO, VA A NACER EL LOTERITO OEOEOEOEOEOEOE” me parecía excesivo, llámame discreta. Me tomo un café de la maquina (más malo que la madre que lo parió). La abuela llega, mando al tito a casa (que te preguntarás tu que por qué no trabajaba, pues ya te cuento yo, estaba de velatorio de un imaginario tío nuestro, una pena) para que siga mirando las distintos concesionarios para comprar el fabuloso coche que tu abuela iba a comprar para poder ir todos juntos a todas partes (ya te enterarás que en esta familia se va a todas partes juntos, sólo se respeta la luna de miel y tiempo al tiempo….). Me maquillo, y he de decirte, que tu madre lo sabe bien, yo sólo me maquillo para salidas nocturnas (y no todas) bodas, bautizos, comuniones y fiestas de guardar. Pero allí en la salita de espera tu supertita querida del alma sacó su kit de belleza con todos los aparejos y se dispuso a la faena de ponerse divina para el recibimiento de su sobrino preferido, y he de decir que no me quedo nada mal, maquillaje, raya, perfilador de labios, pintalabios, perfecta para recibirte. Llamo a una empresa de regalos para pedir unos preciosos globitos para que tu primera habitación (la del hospital) esté bonita para cuando llegues tú y mamá. Me bajo al kiosco para hacerme con un cargamento de revistas y sudokus por si decides tardar un poco en llegar (¿un poco?,¡¡¡madre mía!! iba a ser un poco mas de lo que esperábamos. Vuelvo a llamar al tito Javi para que compre todos los periódicos del día para guardarlos, y no es por contar acontecimientos futuros pero tuvimos que comprar los del día siguiente. Me tomo otro café de la maquina (sigue estando igual de malo).Ya ha llegado la otra abuela. Llega el tito Javi, y allí los cuatro pertrechados con nuestro arsenal de revistas, la ipod y la consola (que tu supertita querida del alma muy precavida había echado por la mañana al bolso) nos disponemos felices como perdices a esperarte…. Las horas pasan y tu papi cada rato sale a contarnos los pormenores, mamá está bien pero no se pone de parto, nos vamos a comer unos bocadillos espantosos que nos ponen en la cafetería. Salimos a echarnos un cigarrito. A eso de las cinco tu padre nos informa que mamá ya se ha puesto de parto y nosotros nos frotamos las manos pensando que ya sólo es cuestión de una horitas que hagas acto de presencia (ilusos). Siguen corriendo las horas y tu padre sigue saliendo a cada rato para informarnos de la dilatación de tu madre (si tienes dudas pregúntale a tus padres). Tu STQDA (Supertita Querida Del Alma, es para abreviar) en un ataque de gula irrefrenable se avalancha sobre la maquina de ¿comida? y se zampa “varios” donuts de chocolate (el mejor bollito del mundo).No te lo he dicho pero estoy a dieta y los donuts no entraban en el menú, pero ¿qué mas da? Mi sobrino está ¿a punto de nacer? y hay que celebrar. Empieza a caer la noche y la sala de espera va quedando vacía, no hay desánimos, sólo te estas haciendo un poco de esperar, pero ya no tienes que tardar mucho. La abuela Luisi se desespera, ¿qué clase de sufrimientos estará pasando su hija con tantas horas de parto? por mucho que tu padre le dice que mamá no está sufriendo tu abuela no le cree y se ve obligado a grabarla. Nos saca la grabación y ahí esta tu madre “colocada” como si tal cosa, saludando y todo, un espectáculo, es más, a mí me recordó bastante a Bridget Jones colocada de setas. Y saltamos las doce de la noche, ya es 11 de marzo (¿entiendes ahora lo de comprar los periódicos de dos días?), la salita de espera ha quedado totalmente desierta, empezamos a estar ya un poco “jartitos”, esas sillas del demonio que han instalado empiezan a hacer mella en nuestras delicadas posaderas. Nos levantamos, caminamos, nos sentamos, nos volvemos a levantar, intentamos dormir un rato, imposible, esas sillas del demonio son mejores que las anfetaminas (desde este blog invito a todos los fiesteros que abandonen las drogas por algo mucho más barato y menos dañino para la salud, las sillas de la sala de espera del Hospital Infanta Leonor. Tú te llevas una silla de estas en el coche, y en cuanto te entre la morriña te sientas, y ese dolor infernal que infligirá a tus posaderas te despeja pero en cero coma, a lo mejor es un poco aparatoso lo de cargar con la silla, pero es eficiente al cien por cien, y en un buen maxibolso entra de todo....). A tu abuela Luisi le entra la cagalera de la muerte, y nos narra cada visita al baño (no voy a contártelo aquí por aquello de no ser escatológica, pero ya verás que en esta familia somos muy de narrar nuestros “problemillas con las visitas al baño” CON TODO LUJO DE DETALLES).

Papá vuelve a salir para contarnos que mamá sigue colocada y que la cosa va para rato, que nos vayamos un rato a casa, ¡¡Ni de coña!! de allí no nos vamos si ti...... Algún desaprensivo nos quita la calefacción, nos abrigamos y nos tumbamos cuan quinquis por toda la sala, intentamos dormir y a excepción de tu tito Javi que es capaz de sobarse en haciendo equilibrio en la raya un lápiz, no lo conseguimos. Se hace de día y la abuela Antonia y el tito Javi se tienen que ir a trabajar sin haber pegado ojo (bueno, el tito si que había pegado ojo) y con penita convencidos que en cuanto salieran del hospital  tú nacerías. La sala empieza a llenarse de gente de nuevo y allí seguimos tu abuela Luisi y tu SPTQDA. Y llega la terrible noticia pasadas las nueve de la mañana, papá nos informa que a mamá le tienen que hacer la cesárea, porque tú en un intento de mirar el mundo has levantado la cabeza.. La abuela Luisi se pone aún más nerviosa si cabe, papá se pone triste porque no puede estar con mamá justo en el mismo instante en que tu nazcas, y tu SPTQDA también se pone nerviosa pero disimula e intenta poner orden.... Y el tiempo se detiene, no pasan más de 20 minutos, pero parece que pase casi una eternidad hasta que sale la enfermera para decirnos que todo ha salido bien y que podemos verte. Y ahí estabas tú sobrino, con una cara de mosqueo que parecía decir ¿quién coño ha osado sacarme de donde estaba? y en las películas sobrino se ralentiza el tiempo y suena una música superñoña para acompañar el instante, pero no era el caso. Las enfermeras seguían corriendo de aquí para allá sin darse cuenta de la magia del momento, sólo la abuela y yo (papá esperaba para ir a ver a mamá) nos dimos cuenta de toda la magia que flotaba en el ambiente, tú y tu carita de “cabreaó” habían convertido un día triste en el día más especial del siglo. Las enfermeras nos dijeron que podíamos acompañarlos a la habitación, y allí íbamos tu abuela corriendo detrás de ellas con todos los trastos del mundo, la bolsa con la ropa de mamá, la maleta con todas tu cositas, los bolsos, la bolsa del congelado (somos una familia pegada a una bolsa) tan henchidas de felicidad que podríamos haber cargado también con la máquina de café de la sala de espera y tan panchas. Y por fin la tranquilidad, solitos los tres en la habitación, tú, la “agüela” y yo, y sobrino intentaría explicarte lo que sentía en ese momento pero no me salen las palabras, sólo te diré que te cogí en brazos y fue como abrazar la felicidad y que a punto estuve de desgastarte los mofletes a besos......
Luego llegó mamá y papá y la felicidad fue plena....................
Pd: Te digo una cosa sobrino, hacerte esperar casi 30 horas es una cosa superfea, te lo perdono porque acababas de nacer, pero para la próxima te caé el collejón si o si....

martes, 13 de abril de 2010

LA HABANA LINDA


Esta semana ha vuelto a sonar en casa la banda sonora de Cuba: Chan chan. No había vuelto a escucharla desde que volvimos. Es imposible no emocionarse con los primeros acordes y recordar las miles de historias que hemos vivido allí, en nuestra Cuba linda, nuestra Cuba bella. La Habana es de alguna manera un poco nuestra, hemos pagado un precio muy alto por llevarnos a casa ese pedacito de aquella tierra, hemos dejado en sus calles, en sus rincones un poco de nosotros mismos, alegrías, risas, lágrimas, historias que seguimos contando una y mil veces con nostalgia sintiéndonos afortunados de haberlas vivido rodeados de la que ya es nuestra familia.

El tío Edgar y su eterna sonrisa, Vanesita y sus ocurrencias de niña adulta, la timidez de Claudia, la alegría de Mig aunque las cosas para ella “no son fáciles”. Juan, Misleidy, Joan, Hectico, la mecedora de Lupe. Los recordamos cada día, más aun este año que no podremos verlos, eres demasiado pequeño para viajar hasta allí, y sería una pena que la primera impresión de la isla no pudieras recordarla. La Habana es para vivirla, para recordarla, para bebérsela incluso a pequeños tragos. La Habana nos ha conquistado a todos a lo largo de estos años. El verano ya no es verano lejos de ella, con su música, con su olor, con sus calles atestadas de historias vividas, con sus viejas fachadas que a pesar del paso de los años y del dolor que se esconde en sus muros se luce orgullosa ante nuestro paso, ante la atenta mirada de quienes como nosotros se preguntan como es posible que después de todo lo vivido sólo se recuerden los buenos momentos.


Hay tanto de nosotros allí Lucas, no te lo puedes imaginar, el pasillo de Edgar es también el nuestro, es casi un escenario donde tu padre triunfaba cada mañana con la guitarra dedicándolo insoportables serenatas a Juan ante el cabreo de este pobre que nunca supo apreciar los alaridos de papá. La piscina del Panorama, escenario circense también donde tu tío Javi casi pierde los dientes de una patada en la boca de Joan en pleno número de acrobacias acuáticas. El café anfetamínico de Lupe, las papas fritas de Mig, los baños sin puerta de Habaneciendo, el chiringo de mojitos de Varadero, la Banana de las playas del este. Y el olor Lucas, porque la Habana tiene su propio olor y una vez que lo pruebas te enganchas de por vida. El verano ya no es verano sin ella, sin el enjambre cubano al que tanto queremos, el que tanto nos quiere, el que nos ha dado todo sin tener nada, el que nos recibe año tras año haciéndonos sentir como en casa. El verano ya no es verano sin su música, sin su sol, sin los colores de la Habana linda, sin sus ruidos, sin sus risas. Nos quedan en la memoria sus canciones, y todas parecen hablar de nosotros.

Tengo tantas ganas de volver contigo, de pararme en cada rincón agarrando tu manita y contarte que justo allí pasó aquello o pasó lo otro. Tengo tantas ganas de compartir contigo la emoción de tu pimer cañonazo y contarte de aquella vez que tu madre perdió una zapatilla en pleno desfile militar y casi tiene que pelearse con ellos para recuperarla. Quiero enseñarte el Malecón, explicarte que toda esa gente que está allí no esperan fuegos artificiales, o por qué tardamos casi cinco años en hacernos una foto allí. Hay tantas cosas que quiero contarte que me da pánico pensar que no me de tiempo a explicártelo todo o que me olvide de algo. Tengo tantas ganas Lucas de que aprendas a querer la Habana como la que queremos en casa. Algún día, y espero que ese momento no se demore demasiado, volveremos a patearnos sus calles, puede que quizás volvamos a encontrarnos con aquel policía que pretendía mandarnos a todos a comisaría ante mi alegría porque allí no teníamos foto… o puede que incluso consigamos el chandal de Fidel de una vez por todas. Todo es cuestión de tiempo, y tiempo es precisamente lo que allí sobra, porque en la Habana pequeñín se para el tiempo, no transcurre como aquí. Aterrizar en la Habana es casi un viaje en el tiempo donde el equipaje que nos acompaña son nuestros propios recuerdos vividos una y mil veces. Nuestra Habana linda, la tuya algún día también, nos está esperando, sus calles, sus rincones, sus playas esperan por ti Lucas.



Con el tito Edgar en la Floridita, una de los sitios preferidos de tu supertita querida del alma... Por qué será


Aquí papá y el tito Edgar haciendo no sabemos muy bien el qué, pero por lo visto era divertido


Los quince, todo un acontecimiento

Posado típico en el capitolio

Varadero.....snif snif. El agua más caliente del mundo

Paella en casa de Lupe

El Malecón

Aqui ya estabas tú dentro dentro de mi barriguilla

Vanesa, la princesa de chocolate

domingo, 11 de abril de 2010

MI PRIMER CUMPLE MES

Muy a pesar pequeñín, estás creciendo. YA TIENES UN MES!! Ya te irás dando cuenta que en esta familia que te ha tocado en gracia somos muy de celebrar, nosotros lo celebramos todo, hasta lo que no tiene lógica ninguna celebrar. Aquí los Pérez lo celebramos todo. Que nos damos un hostión de órdago con el coche: pues año tras año se celebra. Ahhhhhh claro, salimos vivas, ilesas y en el caso de tu supertita querida del alma y tu abuela con unos cuantos cientos de euros mas en el bolsillo por el tema de la indemnización ( a mí pequeñín no me dieron nada de nada, siempre ha habido clases). Que unos malvados vándalos deciden empotrar un coche contra el negocio familiar por la puerta de atrás: pues año tras año celebramos el butrón. AHHHHHHHH!! Podía haber sido peor, tu supertita querida del alma podía haberse quedado incrustada contra el mueble castellano que casi se le cae encima. Y así un largo etcetera de “pequeñas” desgracias de las que hemos conseguido salir airosas. Bueno, no creas que solo celebramos las desgracias (aunque he de decirte que el hecho de que crezcas tan deprisa es casi una desgracia). Los grandes acontecimientos se celebran también por todo lo alto. Y tu primer cumple mes es mucho más que un gran acontecimiento, es EL GRAN ACONTECIMIENTO. Después del ataque de nervios que sufriste ayer en el coche (volvíamos de fiesta y tu querías comer a toda costa, imposible parar en medio de la autopista) has amanecido con la carita hecha un Cristo. A las 12 de la mañana y después de querer morirme cuando he hecho un recuento de las pocas horas que había dormido, he descubierto con pavor que eras una réplica en pequeño de scarface (cara cortada por si no nos hubiese llegado el sueldo para pagarte un colegio bilingüe). Tras el hallazgo había que ponerse guapos para el evento, preparar las viandas a degustar y un sinfín de quehaceres complicados de llevar a cabo con tu llanto de fondo a modo de Traviata (cuando te pones como te pones…). Seamos sinceros, si, seamos francos, dan ganas de meter la cabeza en el bater y tirar de la cadena cuando te pones en plan borde, es más, empiezo a creer que tienes un problema con la comida. Si pequeñín, si, lo tuyo no es hambre, lo tuyo es gula, vicio o una dependencia enfermiza que te pone a la altura de un pequeño terrorista dispuesto a inmolarse si es necesario cuando tu avituallamiento no está disponible. Es más, estoy convencida de que no regurgitas, si, empiezo a tener sospechas de que muestras claros síntomas del llamado síndrome del “agonías”. O lo que es lo mismo, potar para seguir comiendo. El caso es que después del a negociación (“o te callas ahora mismo o te juro por la virgen que a partir de mañana te enchufo un biberón”) hemos conseguido comer sin tu particular Traviata de fondo. La abuela Luisi se ha perdido el acontecimiento, no se lo tengas en cuenta pero tenía un plan al que no podía decir que no, FIN DE SEMANA EN EL NORTE CON COMIDA INCLUIDA. Y ya sabemos todos como se come en el norte, bueno, tu no lo sabes pero ya apuntas maneras y no tardarás en comprobarlo por ti mismo…(ahora empiezo a entender de donde te viene a ti ese ansia a la hora de comer). En fin que el clan de los Perez al completo nos hemos vuelto a reunir a celebrar (muy a mi pesar… snif snif, te me estás haciendo mayor) tu primer cumple mes. Aquí te dejo unos retratos, había que inmortalizar tamaño evento y tu pase de modelos con la ropa nueva que te han comprado los tíos).






































miércoles, 7 de abril de 2010

EL TRAJE DE LA DISCORDIA

Ya te lo dije hace unos días, ser bebé es duro, sin poder hablar para mandar callar a todas las señoras viejunas que sin avisar si quiera se toman la libertad de besuquearte sin piedad. Sin poder echar a correr para salir corriendo de esas mismas señoras viejunas que se avalanchan sobre tus mofletes con total impunidad para pellizcarlos. Sin capacidad de decisión cuando tu madre sin apenas darse cuenta (cosas de la falta de sueño) te coloca unas mayas a modo de chandal que te dan un aire a lo Nacho Duato que tira para atrás. Y sobre todo, sin poder evitar cosas como esta. Si pequeñito si, es duro lo se, me hago cargo. Esta ha sido una de las peores canalladas que te ha tocado vivir en tu apenas un mes de vida, pero las abuelas son las abuelas, y a Dios Gracia que te he salvado de pasar por la vicaría y que un señor te riegue como si fueras un poto con agua bendita. Pero ahhhh amigo, del traje de cristianar de tu madre no te ha salvado ni Dios mismo. Es lo que hay. Y ahí estabs tu la mar de encabronadísimo, gritando y llorando, pidiendo clemencia, pero no pequeñín, no ha habido perdón. Te han colocado el traje como que hay Dios (se han quedado con las ganas de un bautismo por la Iglesia pero no se han rendido, el traje te lo iban a poner de todas todas) para que la foto pase a la posteridad.
Y lo peor no es ahora Lucas, no, lo peor vendrá dentro de unos años cuando acompañado de “esa” que nos presentarás en casa como tu novia (pobre de ella…) tu supertita querida del ala, tus abuelas y yo misma, saquemos la foto y nos caguemos de la risa recordando la pintita que tenías vestido de esa guisa. Y lo haremos, como que hay Dios que a tu futura novia le enseñaremos la foto ¡¡¡ESO NI LO DUDES!!!
Aquí te dejo algunas de las instantáneas de tan duro trance pequeñín. No se lo tomes en cuenta, a pesar de ese mal trago que te han hecho pasar te adoran, ya puedes ir preparando esos morritos que tienes para gastarlos dándoles besos a todas. Y ES UNA ORDEN!!!



jueves, 1 de abril de 2010

QUE DURO ES SER UN BEBÉ


Perderás la cuenta de las veces que a lo largo de esta etapa pensarás esto… pero… como eres un bebé no te acordarás…AHHHHHH SE SIENTE!!! De todas maneras y para que veas que tu mami es trigo limpio y no te oculta información (y espero que esto lo sepas apreciar) voy a confesarte un pequeño secreto.

Esta señora desconocida que aparece en la foto es tu gran salvadora, es más, creo que deberías tatuarte su nombre en el brazo derecho en cuanto cumplas la mayoría de edad porque de no ser por ella a estas alturas de la película serías un bebé tísico obligado a enfrentarse a todo tipo de situaciones terribles…Si esta buena señora (hija de una vecina de tu abuela) de nombre Mari Cruz no hubiera aparecido aquella noche cual iluminada salvadora a estas horas estarías encadenado a un biberón… Si, lo se, es aterrador.
Aquí la que suscribe se encargó meses antes de tu llegada en empaparse a base de bien sobre el tema de la lactancia, me leí los libros, las revistas, los artículos, vamos, que solo me faltó irme a Central Lechera Asturiana a llamarlos impostores. Pero claro, ya se sabe como es el mundo de la literatura de ayuda UNA MIERDAAAAAAAA!! Sí, lo digo así, alto y claro, que de 200 páginas que tienen los libros 180 prácticamente son tontunas. Un manuscrito mas largo que un día sin pan que se leyó tu madre y en el que curiosamente lo más importante de todo no se explica. ¿Cómo se enseña a un bebé a mamar? Ahhhhh claro, el tío listo que un día decidió deslumbrar al mundo escribiendo un libro sobre lactancia materna (si, fue un TIO, que manda narices también, que ni ha parido en su vida y que además no tiene tetas) no reparó en ese pequeño detalle. Sobra decir que antes de que tú llegaras no me había visto en la necesidad de dar de mamar a nadie. Y sobra decir que antes de que descubrieras los estupendos senos de tu madre tu tampoco te habías visto en esa tesitura. Es decir, que ni tu sabías mamar ni yo enseñarte y los dos estábamos MUYYYYYYYY NERVIOSOS. Yo porque imaginaba un futuro aterrador sosteniendo en los brazos a un niño tísico (perdías peso por momentos) y tu porque pobre mío llevabas un hambre que ni te cuento. Y ahí estaban todas esas simpáticas enfermeras dispuestas a ayudar, claro que su ayuda sólo duraba apenas unos minutos. “tócale los pies con agua fria para que se espabile y no se duerma mientras mama”. “Dale unos toquecitos en la mejilla” “acaríciale la cabeza” “Ábrele la boca con la mano y aprovechas para meterle el pecho”… Y un largo etc de consejos que desde luego no sirvieron para nada. Y en vista del fracaso en esos primeros días qué hizo tu madre, con la inestimable colaboración todo hay que decirlo, de tu padre, tus abuelas y tu supertita querida del alma? PONERLO EN PRÁCTICA TODO A LA VEZ. Mientras tu madre te abría la boca tu padre te metía el pecho en la boca que a poco estuvo de perforarte las amígdalas, todo esto mientras tu supertita te tocaba los pies con agua congelada (pobre mío, que frio debiste pasar). La abuela Antonia te frotaba la cabeza como si fueras la lámpara de Aladdin, y la abuela Luisi te daba toquecitos en la cara. TODO UN DESPROPÓSITO. A parte de estas prácticas tan poco ortodoxas probamos también a apretarte la cabeza contra la teta, darte azotitos en el culo (con el paso de las horas se convirtieron en azotes a secas). Sobra decir que no conseguimos nada salvo que tu tuvieras unas pesadillas enormes donde seguro eras atacado por una teta enorme que amenazaba con aplastarte.

A Dios gracias que llegó ese “Arcángel” de la enfermería y viendo el pánico que se reflejaba en tu cara cada vez que yo me ahuecaba el camisón, decidió correr en tu ayuda. A día de hoy he de decir que eres un alumno aventajado. Mamas hijo que da gusto, eso si, tu pobre madre que soy yo ¡¡¡va sequita ya!!!