martes, 2 de noviembre de 2010

VAMOS CRECIENDO PASITO A PASITO

Que deprisa pasa el tiempo mi niño cuando eres feliz, sin apenas darnos cuenta hemos vivido mas de lo que otros vivirán nunca, la primera sonrisa, las primeras lágrimas, el primer susto, la primera noche en vela, la primera carcajada. Han sido siete meses llenos de anécdotas, de descubrimientos para los dos, de horas y horas dedicadas a conocernos, a querernos, a olernos y mirarnos sin poder apartar la vista el uno del otro. No cambiaría absolutamente nada de esos siete meses. Que razón tienen los que avisan que los bebés no traen libros de instrucciones, pero es precisamente eso lo que hace todo esto más especial de lo que ya es por si sólo. Todas esas primeras veces siguen siendo tan mágicas como lo fueron otras y descubrirlas cuando menos te lo esperas continua siendo la aventura más emocionante que los dos viviremos nunca, la pena es que tú nunca lo recordarás así. Vas creciendo despacio, pero así sigue siendo demasiado rápido para mí, no se en que momento dejaste de ser un recién nacido para convertirte en el bebé más simpático y precioso del mundo que es capaz de enamorarnos a todos dedicándonos una de tus miles de pedorretas. Ha sido un camino largo hasta aquí, no voy a negarlo, pero repito que no cambiaría ni uno sólo de esos momentos.

En estas últimas semanas has hecho grandes descubrimientos, que el puré de verduras sin sal es un asco, prácticamente incomible, rancio, soso (obvio) pero si el hambre aprieta cualquier cosa viene bien, y esa lucha contra la comida de adultos siempre se puede aderezar haciendo pedorretas con la boca llena y poniendo de puré a tu madre hasta las cejas (y lo digo en el sentido mas textual de la frase). Has aprendido que es peligroso manejar una cuchara sin la supervisión de un adulto, este artefacto, que a simple vista parece inofensivo, puede causar grandes disgustos cuando impacta contra tu ojito… Chapotear en el agua está muy bien, es divertido mojar a mamá y poner el baño perdido de agua, pero el descontrol también puede ser peligroso. El peligro llega cuando uno se emociona demasiado y una de sus embestidas contra el agua pierde el equilibrio, mete la cabeza debajo del agua y se echa un trago de agua con jabón la mar de majo. Las amigas de mamá son siempre muy cariñosas contigo, pero no esperes un derroche de simpatía en presencia de sus hijos, en vuestro mundo infantiloide esto acarrea grandes conflictos familiares, si no quieres un enfrentamiento directo con otro niño deja a su madre tranquila, cada bebé tiene la suya y una madre es intocable, sagrada, se puede mirar pero no tocar. Algo parecido sucede llegada la edad adulta con el coche, la novia y la cerveza, pero de este tema ya hablaremos más adelante.

Has pasado de tener un pánico atroz al agua (aun se me ponen los pelos de punta al recordar tus primeros baños) a estar prácticamente a la altura de Jhonny Weismuller en apenas unas sesiones de natación. Eso el día que estás de buenas claro, también has tenido tus días y te has quedado dormido en la piscina que también manda narices…Has aprendido las sabias enseñanzas de tu supertita querida del alma, el agua es para las ranas, no quieres tener contacto alguna con tan rica fuente de vida, así pasa lo que pasa, que entre los cereales y la fruta tienes un tapón hijo que nos hace pasar unos tragos a tu tía y a mí que ni te cuento. Con sólo siete meses ya has sido protagonista de tu propio cuento, El Ceniciento, y hasta firmado y dedicado se los has entregado en persona a tu madrina.





Tus dos primeros dientes han asomado ya después de mucho babeo, para desgracia de mis pezones y para fortuna tuya claro, ahora ya puedes devorar aspitos, aquí te dejo el recuerdo inmortalizado de tu primer aspito…Todo un acontecimiento.
Ojala estuviese en mi mano detener el tiempo, seguir a tu lado descubriendo día tras días esos pequeños tesoros de la vida, poder dedicar hasta el último segundo que tengo libre en contemplarte al dormir, en jugar contigo por las mañanas con la primera sonrisa del día, en emular a piratas a la hora del baño, en inventarme cuentos absurdos a la hora de dormir, en cantarte canciones cuando no puedes dormir. Pasa el tiempo tan deprisa que antes de que nos demos cuenta todo esto serán meros recuerdos, sólo espero que al menos esto te ayude a entender que estos recuerdos, mis recuerdos, mis pequeños tesoros hicieron y hacen que mi vida sea perfecta.

lunes, 1 de noviembre de 2010

MOMENTO ESCATOLÓGICO!!

Corría una otoñal tarde de octubre, cuando sin presagiar el futuro incierto y escatológico que estaba a punto de acontecer, tu supertita querida del alma y yo charlábamos distendidamente en nuestro centro de trabajo. En un punto de nuestra entretenida conversación algo llamó poderosamente nuestra atención, ahí estabas tu pequeñín retorciéndote en tu carrito cual parturienta, jadeando como si te prepararas para la maratón de los 1000 metros lisos, hincándote las uñitas en las palmas de las manos, resoplando como los toros instantes antes de embestir, y rojo, muy, muy rojito. “Este niño está apretando- anuncié sin sospechar lo que estaba a punto de presenciar-.” Pero por más que apretabas, por más que te encogías y resoplabas, lo que fuera que circulaba por tu intestino no estaba dispuesto a salir pese a sus gritos de libertad. Rauda y veloz corrí en tu ayuda ante la mirada atónita de tu abuela, que sin dejar de despachar a la clientela seguía en directo tan complicada intervención. Desabroché con eficacia cada uno de los 200 corchetes de tu body y al separar el pañal de tu culito ahí estaba…Tímida pero firme asomaba la cabecita de esa tortuguita que no tardaría en convertirse en una anaconda. “Aprieta gordito- trataba de animarte al tiempo que dos lagrimones como melocotones resbalaban por tus mejillas-. Venga mi niño, que esto ya sale. Pero aquello no salía y tú seguías retorciéndote en el suelo mientras te acercaba las rodillas a las orejas.


Finalmente, y sin poder aguantar la presión de tus apretones, la tortuga se dejó ver convirtiéndose al momento en un engendro desproporcionado de tamaño ante la mirada impertérrita de tu supertita querida del alma que con acierto y gran salero sostenía el pañal para que nada se escapase. Y cuanto mayores eran tus apretones, mayores proporciones adquiría aquello, ante la estupefacta mirada de nosotras las presentes que sin poder apartar la mirada de tal impactante fenómenos no dábamos crédito a aquellas terroríficas imágenes. Y acabó tu calvario pequeñín, la ansiada libertad llegó poniendo punto y final a tan injusto sufrimiento, pobre niño mío, como suspirabas aliviado una vez finalizado el tormento.

Aquí termina una de los episodios mas escatológicos y espeluznantes de tu todavía corta vida, sólo quiero que recuerdes que nunca, NUNCA, JAMÁS DE LOS JAMASES, encontrarás mujer alguna que presencie semejante espectáculo, NINGUNA sujetará tus piernecitas animándote a empujar, NINGUNA se quedará a tu lado esperando ese momento de angustia y alivio al mismo tiempo, no habrá NINGUNA que sostenga el pañal lo suficientemente cerca de tus preciosas posaderas para que nada escape. Las habrá que te juren amor eterno, las habrá que juren y perjuren (y hasta firmen) que permanecerán a tu lado en lo bueno y en lo mano hasta que la muerte os separe, pero NINGUNA DE ELLAS, NINGUNA DE TODAS ELLAS, se convertirá en tu salvadora y aliada cuando el estreñimiento haga acto de presencia en tu vida. Allí estuvimos tu supertita querida del alma y yo contemplando todo el proceso sin que las fuerzas flaqueasen en ningún momento, sin que el pulso nos temblase, sin que los ánimos desapareciesen. No encontrarás por mucho que busques, dos mujeres que te adoren hasta ese punto. He dicho.