Hago una pausa en este punto para explicar una cuestión. Cuando esa individua mencionó la palabra adrenalina tu madre casi cae fulminada al suelo, demasiado cine de Tarantino, y no podía quitarme de la cabeza la imagen de Uma Thurman soltando espumarajos blancos por la boca y la nariz mientras una yonki le hacía un circulo en el corazón al tiempo que John Travolta le clavaba una aguja en el pecho…Lo dicho, demasiado cine de Tarantino. Prosigo. Al final, la adrenalina resultó sólo un pinchacito en la pierna, bueno, un pinchacito, yo me puse a temblar nada más verla y tu pegaste un alaridín digno de mencionar. Y detrás de la adrenalina vino el urbasón y la cortisona, y menos mal que a tu madre la dejaron fuera de aquella sala de tortura porque si llego a estar dentro con esos gritos que estabas pegando a más de una la tengo que sacar los ojos. Un susto, un susto de muerte pero un susto a fin de cuentas. Creo que nunca he pasado tanto tiempo contemplándote como entonces, estabas tan dormidito en aquella cama que te habían fabricado a medida, tan precioso, tan, tan bonito. Hubiese querido llorar y me moría de ganas por hacerlo y sin embargo lo único que podía hacer era mirarte, cogerte la mano despacito para no despertarte y decirte al oído que ya había pasado todo, que mamá estaba allí, que no iba a pasarte nada. No sé porque siempre se dicen esas cosas, simplemente se dicen, salen solas.
Pues si pequeño, todo parece indicar que eres alérgico a la leche, y no sólo te afecta a ti, sino que esa señora de bata blanca, con toda la frialdad del mundo me comunicó que mis días de leche con Nesquick habían terminado hasta nuevo aviso. Hago una pausa de nuevo para aclarar este tema. Tu madre no bebe, no bebe alcohol quiero decir, sino bebiera nada me moriría deshidratada es obvio. Mi primera borrachera (de la mano de tu supertita querida del alma) me dejó tan impactada que desde entonces mi hígado ha vetado la entrada a cualquier bebida alcohólica. Vetado entonces el alcohol en mi organismo, cuando llega la hora de los copazos, la leche con Nesquick suple esa necesidad casi social de beber algo en la sobremesa… ¡¡¡Pues ahora ni eso hijo!!! Después de los nueves meses sin jamón serrano cerramos este terrorífico episodio de mi vida para abrir uno nuevo UN MES SIN TOMAR LECHE. Bien pequeñín, con el susto aún en el cuerpo, el consiguiente ataque de estrés, llega una a casa deseando echarse un buen copazo (de Nesquick se entiende) pero ahhhhhhh amiga que te lo has creido, que de leche de vaca nada de nada, LECHE DE SOJA POR RECOMENDACIÓN DEL MÉDICO.
Aquí vuelvo a hacer otro inciso. Este chino que en la imagen se ve difuso anuncia a los cuatro vientos las maravillas que la soja ha hecho en su pueblo… a lo que yo respondo: SI CLARO, POR ESO SE VIENEN TODOS AQUÍ!!! Y NO ES POR EL TRABAJO, NO SEÑOR ORIENTAL, ES POR LA MIERDA ESA DE SOJA QUE TOMAIS!!! Debería hacer mi propio grupo en Facebook: Garrote vil para el que inventó la leche de soja que ni es leche ni es nada. Entre la peste que echa eso, y el olor.. ¡¡PORQUE ES AMARILLA!! Si pequeñín, nada del color blanco inmaculada de la leche de las vacas de los prados, no no no, esta leche es amarilla, que una no sabe que carajo está bebiendo. ¡¡Que asco Lucas, que asco!! Todo sea por el bien de mi pequeñín. Otro sacrificio más que sumamos a la lista con los demás: el periodo de abstinencia de Jamón serrano e ibéricos en general, las noches en vela con tus seis kilos y medio de peso arriba y abajo, el suplicio de absorberte los mocos cuando no puedes respirar, la castración de mi vida social... ¡¡EL ROCK IN RIO DE ESTE AÑO!!!
El susto ya ha pasado, para mí, para tu papá, para los tíos que echaron la tarde con nosotros en el hospital, para el resto de conductores que se aterrorizaron viendo como tu tío Javi tomaba las calles del barrio como si fuera el mismo circuito del Jarama… En fin, este ha sido el primero pero no será el último. Aquí te dejo un recuerdito de tu primera visita al hospital. Toda una aventura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario