miércoles, 9 de junio de 2010

UN SUSTO DE MUERTE

Aprenderás con los años que a tu madre la implantaron desde su más tierna infancia una CPU en lugar de un cerebro. Si, asúmelo cuanto antes porque no faltarán ocasiones en las que te lo recordaré por activa y por pasiva. Gracias a este implante puedo recordar prácticamente todas las fechas importantes por absurdas que parezcan. Pero sobre todo NUNCA, REPITO, NUNCA, me olvido de las fechas más importantes. De ahí que recuerde perfectamente que te concebimos un 16 de junio, que nos enteramos de que ya estabas aquí en mi barriguilla el 9 de julio, que tu primer concierto en estado de okupa fue el 13 de julio y ahí andabas tu enganchado a las paredes de mi útero a ritmo de los Orishas. Que a punto estuve de sufrir un infarto de miocardio el día 15 de octubre cuando esa señora embatada nos comunicó que mi princesita tenía un PITO GRANDE. Qué fue un 25 de noviembre cuando vimos tu carita por primera vez. Que esa especie de trozo de cacho de carne que pendía de tu ombligo con un aspecto digamos…poco agradable, se quedó pegado en el pañal el 16 de marzo… y así hasta hoy. Hemos de sumarle una fecha más, la del 5 de junio. Bien pequeñín, sentémonos un rato a charlar. Como viene siendo costumbre en esta familia, tu supertita querida del alma y yo teníamos planes, planes que habían sido trazados desde hace muchoooooooossssssss meses, el Rock in Rio nos estaba esperando, y ahí que ingenuas de nosotras nos preparábamos para darlo todo ante Calle 13, dispuestas incluso a subir al escenario a menear el pandero a ritmo de Atrevete cuando el cantante pidiera a todas las “gorditas” que lo acompañaran. Como mujer previsora que soy me había pertrechado con un bote de leche por si acaso el congelado que había dejado en la nevera no era suficiente (no es por faltar pero un pelín tragaldabas si que eres). A las 15.00 de la tarde, y con todo preparado ya para salir corriendo en cuanto comieras, decidimos darte a probar tan suculento manjar, y como era de esperar te agarrabas con fuerza a esa tetina de latex provocando el consiguiente celo de tu madre…Pero ay Dios que no nos lo esperábamos, y antes de que el festín te llegara al estómago pasaste de ser un bebé precioso y rollizo a convertirte en una especie de gorrinillo con sarampión. Todo rojito, con el cuerpo lleno de abones y los ojos entornados como si te hubieras fumado una plantación entera de marihuana. Parada respiratoria de tu padre, infarto de miocardio mío, y todos corriendo para el hospital contigo en brazos. Te diré que si la guardia urbana se hubiera cruzado con nosotros a tu tío Javi le hubieran quitado hasta los puntos de Movistar, cual Fernando Alonso al volante del Lancia iba el tío saltándose todos los semáforos que se cruzaban a su paso, metiéndose por dirección prohibida… todas las irregularidades que tanto condena tu madre (ya hablaremos de las normas de circulación otro día con más calma) se las pasó por ahí mismo. Si, ahora nos reímos pero la cara de susto que llevábamos los tres era de cuadro. Corriendo contigo en brazos llegamos a urgencias, tu sabanita inmaculada acabó tirada y pisoteada por el suelo mientras un gitano se desgañitaba la garganta llamándome: “niñaaaaaaaaaa, niñaaaaaaaaaaa la sábana”. Y yo contigo en brazos corriendo por los pasillos hasta que por fin encontré el mostrador. Pobrecito mi bebé, tan pequeño ahí tumbado en la camilla rodeado de gente extraña, no te puedes imaginar de la cosas que se pasan por la cabeza en ese momento, y yo no soy de rezar pequeñín pero creo que no he pedido nunca tanto a los santos como le pedí en apenas diez minutos: que no le pase nada a mi niño, que no le pase a mi niño que me muero. ¡¡Fue la leche!! y nunca mejor dicho, reacción alérgica brutal a la puñetera leche del frasco…Y ahí que llega esa mujer con una jeringuilla que me asustaba hasta a mi a ponerte un banderillazo de adrenalina.


Hago una pausa en este punto para explicar una cuestión. Cuando esa individua mencionó la palabra adrenalina tu madre casi cae fulminada al suelo, demasiado cine de Tarantino, y no podía quitarme de la cabeza la imagen de Uma Thurman soltando espumarajos blancos por la boca y la nariz mientras una yonki le hacía un circulo en el corazón al tiempo que John Travolta le clavaba una aguja en el pecho…Lo dicho, demasiado cine de Tarantino. Prosigo. Al final, la adrenalina resultó sólo un pinchacito en la pierna, bueno, un pinchacito, yo me puse a temblar nada más verla y tu pegaste un alaridín digno de mencionar. Y detrás de la adrenalina vino el urbasón y la cortisona, y menos mal que a tu madre la dejaron fuera de aquella sala de tortura porque si llego a estar dentro con esos gritos que estabas pegando a más de una la tengo que sacar los ojos. Un susto, un susto de muerte pero un susto a fin de cuentas. Creo que nunca he pasado tanto tiempo contemplándote como entonces, estabas tan dormidito en aquella cama que te habían fabricado a medida, tan precioso, tan, tan bonito. Hubiese querido llorar y me moría de ganas por hacerlo y sin embargo lo único que podía hacer era mirarte, cogerte la mano despacito para no despertarte y decirte al oído que ya había pasado todo, que mamá estaba allí, que no iba a pasarte nada. No sé porque siempre se dicen esas cosas, simplemente se dicen, salen solas.

Pues si pequeño, todo parece indicar que eres alérgico a la leche, y no sólo te afecta a ti, sino que esa señora de bata blanca, con toda la frialdad del mundo me comunicó que mis días de leche con Nesquick habían terminado hasta nuevo aviso. Hago una pausa de nuevo para aclarar este tema. Tu madre no bebe, no bebe alcohol quiero decir, sino bebiera nada me moriría deshidratada es obvio. Mi primera borrachera (de la mano de tu supertita querida del alma) me dejó tan impactada que desde entonces mi hígado ha vetado la entrada a cualquier bebida alcohólica. Vetado entonces el alcohol en mi organismo, cuando llega la hora de los copazos, la leche con Nesquick suple esa necesidad casi social de beber algo en la sobremesa… ¡¡¡Pues ahora ni eso hijo!!! Después de los nueves meses sin jamón serrano cerramos este terrorífico episodio de mi vida para abrir uno nuevo UN MES SIN TOMAR LECHE. Bien pequeñín, con el susto aún en el cuerpo, el consiguiente ataque de estrés, llega una a casa deseando echarse un buen copazo (de Nesquick se entiende) pero ahhhhhhh amiga que te lo has creido, que de leche de vaca nada de nada, LECHE DE SOJA POR RECOMENDACIÓN DEL MÉDICO.
Aquí vuelvo a hacer otro inciso. Este chino que en la imagen se ve difuso anuncia a los cuatro vientos las maravillas que la soja ha hecho en su pueblo… a lo que yo respondo: SI CLARO, POR ESO SE VIENEN TODOS AQUÍ!!! Y NO ES POR EL TRABAJO, NO SEÑOR ORIENTAL,  ES POR LA MIERDA ESA DE SOJA QUE TOMAIS!!! Debería hacer mi propio grupo en Facebook: Garrote vil para el que inventó la leche de soja que ni es leche ni es nada. Entre la peste que echa eso, y el olor.. ¡¡PORQUE ES AMARILLA!! Si pequeñín, nada del color blanco inmaculada de la leche de las vacas de los prados, no no no, esta leche es amarilla, que una no sabe que carajo está bebiendo. ¡¡Que asco Lucas, que asco!! Todo sea por el bien de mi pequeñín. Otro sacrificio más que sumamos a la lista con los demás: el periodo de abstinencia de Jamón serrano e ibéricos en general, las noches en vela con tus seis kilos y medio de peso arriba y abajo, el suplicio de absorberte los mocos cuando no puedes respirar, la castración de mi vida social... ¡¡EL ROCK IN RIO DE ESTE AÑO!!!

El susto ya ha pasado, para mí, para tu papá, para los tíos que echaron la tarde con nosotros en el hospital, para el resto de conductores que se aterrorizaron viendo como tu tío Javi tomaba las calles del barrio como si fuera el mismo circuito del Jarama… En fin, este ha sido el primero pero no será el último. Aquí te dejo un recuerdito de tu primera visita al hospital. Toda una aventura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario