miércoles, 15 de junio de 2011

Ha sido Lucas

¡Ha sido Lucas! Ha sido el niño, ha sido él. Vete acostumbrando sobrino a estas tres maravillosas frases porque a partir de ahora vas a empezar a escucharlas con frecuencia. A partir de este instante, y hasta que aprendas a hablar, cada vez que algún adulto (por llamarlo de alguna manera) de tu familia o amigos cause un cataclismo (sea de la categoría que sea) pronunciará una de estas frases y ahí todo el peso de las culpas caerá sobre ti, que como no sabes hablar no puedes explicar los verdaderos hechos. ¡Cuán injusta es la vida de un bebé! sobrino, lo sé.
Y tu te preguntarás por qué a partir de este instante, pues yo te lo diré sobrino, porque tu supertita querida del alma ha abierto la veda, por eso y porque tu madre anda con el dedo acusador diciéndome que hace mucho que no te escribo. En realidad la veda la abrí incluso antes de que nacieras. Corrían las navidades de 2009 cuando tu madre, con un bombo considerable, arrasó con un stand del Corte Inglés (sitio muy visitado por tu supertita) y en ese preciso momento sonó por primera vez una de estas frases en una de sus variaciones “Lucas tate quieto” o algo así creo.
Bueno vayamos a los hechos de esta mañana, tu supertita querida del alma se disponía a ir al Ahorramas (sitio mas visitado aún si cabe que El Corte Inglés por tu abuela) a por agua de plancha, que tú te preguntarás para qué sirve esto, pues yo te lo aclaro, no sirve absolutamente para nada, aunque el envase rece que es la panacea del siglo y que prácticamente la ropa se planche sola. En realidad es un agua corriente y moliente con un ligero olor a colonia del todo al cien, pero ya te irás dando cuenta de que tu supertita es adicta a comprar cosas inútiles. Mira tú por donde voy a aprovechar estas líneas para hacer un llamamiento a todos los científicos del mundo (tal vez alguno este leyendo este blog) , vamos a ver señores, ¿de verdad era necesario dos elementos más en la tabla periódica? (ya es bastante tortura para los chavales aprenderse todos los que había), flerovio y moscovio, que más que dos elemento parece un grupo musical ruso, no por Dios, ¡Cosas útiles coño! Un elemento que lo eches a la lavadora y la ropa salga planchada, yo les sugiero hasta el nombre, Planchovio, eso si es útil hombre, miles de seres humanos les estaríamos agradecidos, sobre todo los que nos pasamos el verano en Madrid a 38 grados, que la sola idea de encender la plancha nos hace sudar sangre.
¡Dios! Que me voy del tema sobrino, ya no se ni por donde iba, ah si, nos dirigíamos al Ahorramas, tú enganchado a mi cuello cual Koala y yo haciendo equilibrios sobre unas plataformas divinas (superincómodas por otro lado pero DIVINAS) que me he comprado, para que no aterrizáramos de morros en el suelo los dos. Pues bien, ya situados en la zona de las fraudulentas aguas de plancha, mientras yo me hacía con una estas botellitas tú has decidido que también necesitábamos fairy (el milagro contra la grasa, ¿milagro? milagro sería que la grasa se fuera sola ¿no? Científicos del mundo, a este tema también le pueden echar un vistazo, fairovio, “el elemento que volatiliza la grasa”). Pues bien, ahí tu supertita rauda y veloz te arranca con una mano el fairy, lo deposita sobre la repisa correspondiente, se coloca la botellita mágica entre las piernas y en un sólo y rápido movimiento coloca sus brazos bajo tus axilas para inmovilizarte cuando ocurre el cataclismo. La instabilidad sobre esos zancos divinos y la insistencia en llevarte el fairy hace que tu supertita tense todos sus músculos presionando con fuerza la botellita que como si fuera una botella de champagne descorchada en plena carrera de formula 1 escupe todo ese agua de plancha sobre tu pobre cabecita y va resbalando por toda tu cara hasta bañarte enterito. La escena, te diré sobrino, que ha sido dantesca, horripilante, espeluznante como diría Piqueras (un señor de los telediarios muy simpático del que tu madre es fan), y tu sobrino ahí plantado superdigno, bañadito en agua de plancha y con cara de ¿qué coño es esto? Y a tu supertita que le entra la risa de la muerte, suelta la botellita contra el suelo, te coge en brazos, deposita la botellita en la balda, coge una nueva, se la mete debajo del sobaco y se dirige hacia la cajera intentando contener la risa.
Y ahí sobrino, en ese preciso instante en que esa cajera me mira con cara reprobatoria y me pregunta ¿qué le ha pasado a el niño? ahí, justamente ahí, no me queda más remedio que decir “ha sido el”, porque a esa cajera no le importa lo más mínimo todas las circunstancias que me han llevado a esta situación, tu insistencia en llevarte el fairy, mis plataformas, a ella no le importa nada de eso, ella sólo me mira con esa cara que está escupiendo, “madre mía, y su madre estará tan tranquila dejando a esta pobre criatura en manos de esta irresponsable”.
Lo siento sobrino, pero tienes que saber que pese a que tu supertita querida del alma te quiera con tanta locura sólo comparable a la de tu madre, es torpe, infinitamente torpe, tan torpe que sería digna de estudio, eso quiere decir que en sus manos eres presa fácil del golpe y el cataclismo, aunque te diré para tu tranquilidad, que tu supertita es capaz de ser arrollada por dos coches, tirarse barranco abajo con una bici sin frenos, empotrarse de frente contra otro coche, caerse en una alcantarilla y demás hecatombes y salir ilesa con algún que otro rasguño y cardenales varios....
Te dejo unas instantáneas momento después del incidente, incluso apestando a colonia del chino y con todo el pelo pegado a la cara (¿qué mierda le echarán a el agua esa?) estás para comerte a besos.
















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