Ya te lo dije hace unos días, ser bebé es duro, sin poder hablar para mandar callar a todas las señoras viejunas que sin avisar si quiera se toman la libertad de besuquearte sin piedad. Sin poder echar a correr para salir corriendo de esas mismas señoras viejunas que se avalanchan sobre tus mofletes con total impunidad para pellizcarlos. Sin capacidad de decisión cuando tu madre sin apenas darse cuenta (cosas de la falta de sueño) te coloca unas mayas a modo de chandal que te dan un aire a lo Nacho Duato que tira para atrás. Y sobre todo, sin poder evitar cosas como esta. Si pequeñito si, es duro lo se, me hago cargo. Esta ha sido una de las peores canalladas que te ha tocado vivir en tu apenas un mes de vida, pero las abuelas son las abuelas, y a Dios Gracia que te he salvado de pasar por la vicaría y que un señor te riegue como si fueras un poto con agua bendita. Pero ahhhh amigo, del traje de cristianar de tu madre no te ha salvado ni Dios mismo. Es lo que hay. Y ahí estabs tu la mar de encabronadísimo, gritando y llorando, pidiendo clemencia, pero no pequeñín, no ha habido perdón. Te han colocado el traje como que hay Dios (se han quedado con las ganas de un bautismo por la Iglesia pero no se han rendido, el traje te lo iban a poner de todas todas) para que la foto pase a la posteridad.
Y lo peor no es ahora Lucas, no, lo peor vendrá dentro de unos años cuando acompañado de “esa” que nos presentarás en casa como tu novia (pobre de ella…) tu supertita querida del ala, tus abuelas y yo misma, saquemos la foto y nos caguemos de la risa recordando la pintita que tenías vestido de esa guisa. Y lo haremos, como que hay Dios que a tu futura novia le enseñaremos la foto ¡¡¡ESO NI LO DUDES!!!
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