A todos los niños les gusta el zoo, cosa que no entiendo, huele mal, hay bichos y no es nada divertido. A mí por el ejemplo no me gusta el zoo, no me ha gustado nunca, es más, siempre que el colegio organizaba una excursión al zoo yo me ponía enferma, casualidades de la vida. Entre ir al zoo a ver bichos y quedarme en casa con mi abuela viendo el por entonces programa de la Campos no había comparación, supongo que ya por entonces mi vena de petarda del corazón apuntaba maneras. Ni me gusta el zoo ni me gustan los animales, detalle que algunos expertos psicopedagogos creen una atrocidad, “el amor por los animales es una señal de ternura” dicen, “¿Qué persona en su sano juicio puede decir que no le gustan los animales?” Esta es una pregunta retórica muy típica de estos expertos. Pues yo, yo puedo decir que no me gustan los animales, no me gustan, no me gustan porque sueltan pelo, porque huelen mal, porque se cagan si avisar a la que te descuidas y porque no les entiendo cuando hablan. No me gustan y punto, y no por ello soy una psicópata, ni tengo desequilibrios emocionales ni leches en vinagre.
En fin, que pese a mi conflicto con el mundo animal fuimos al zoo, porque cuando se tienen niños hay que llevarlos al zoo, no sé por qué pero es así, es una premisa del mundo de las madres que yo no entiendo, una especie de ley no escrita que obliga a los padres a ir al zoo con su primer retoño y por supuesto hacerse la foto típica en la puerta acatando las órdenes de ese tirano de la cámara de fotos que te grita como si fueras una oveja “¡¡SONREIR CHICOSSSS!!””. Y yo me pregunto, si tanto se disfruta en el zoo, si se supone que debemos estar super felices de estar en un lugar lleno de bichos que huele a cuadra que tira para atrás, ¿para qué recordarnos entonces que sonriamos? ¿No deberíamos estar todo el rato sonriendo por lo feliz que es ese lugar?
El caso es que el comienzo de la jornada animal no empezó con buen pie, y no empezó bien por culpa del aparcamiento, vamos a ver, que estamos de acuerdo en que hay que salvar el planeta, en que hay que cuidar mucho a los árboles y tal y cual pascual, pero vamos a ver, si de lo que se trata es de respetar el medio ambiente, ¿no sería mejor hacer un parking en condiciones en lugar de dejar que los coches vayan campo a través empotrándose contra el primer árbol que se encuentren?? Porque allí no hay Dios que aparque, venga a dar vueltas por la casa de campo, venga a buscar sitio, y coño, con la de campo que hay será que no hay sitio para hacer un aparcamiento en condiciones…. Localizamos a un matrimonio con pinta de abandonar la jornada animal, y allá que vamos detrás esperando que saquen su coche para meter el nuestro, y de pronto, y sin que nadie lo esperara, surge de la nada una rubia que se planta detrás del coche del que abandonaba y dice que el sitio es suyo, que ya habían acordado con el susodicho que la plaza era para ella y que de allí no se mueve. La vena que habita en la frente de tu madre empieza a hincharse, empiezo a notar la tensión, quemazón y unas ganas enormes de liberar ese resorte mio que tengo y que me lleva de vez en cuando a saltar del asiento demandando las cuencas de los ojos del contrario. Intento respirar sosegadamente, y tratando de controlar mis impulsos asesinos, le digo que llevamos esperando un rato destrás del coche, que no puede llegar y colocarse la primera y que no hay acuerdos firmados con el resto de los conductores para apropiarse de las plazas de aparcamiento. Y la tía dale que dale, que la plaza es suya, que la plaza es suya, y tu madre pierde los nervios y alza la voz, y la cabrona de la rubia me salta con que es la primera vez que va al zoo con su hija y que le haría mucha ilusión a la niña poder entrar, y tu madre que pierde los nervios cada vez más y le salta que al mío también, y si no llega a ser por tu tía que dando muestras de su a veces incomprensible e injusto talente, tu madre se baja del coche, la agarra de los pelos y la arrastra por toda la casa de campo hasta llegar a la jaula de los monos….
Después de varios improperios soltados por la ventanilla del coche, me abstendré de repetir ahora esas palabras porque tal lenguaje no te conviene nada, (aunque en aquel momento estaba totalmente justificado), bajamos del coche por fin aparcado y nos dirigimos a la puerta del centro animal, donde sorprendentemente, ese tirano de la cámara que ordena a todo el mundo sonrisas fingidas, no está. Primer chasco del día, en el fondo me hacía ilusión llevarme a casa la estampa. No pasa nada, estamos en el zoo, y el zoo es genial, en el zoo viven los animalitos, en el zoo se está super feliz, porque el zoo le encanta a los niños. Y aquí me dispongo yo a poner en tela de juicio tamaña afirmación. Eres un bebé, eso está claro, hay cosas que no puedo esperar de un bebé, no pretendía que me dijeras por ejemplo que la jaula de los monos está hecha un asco, que me preguntaras porque parece que los leones se han puesto hasta el culo de orfidal, o que repararas en que el agua donde se bañan los osos en verde…(Yo no dejo de preguntármelo, ¿por qué esa agua es verde?) pero al menos si que esperaba un poco más de iniciativa por tu parte. Que eres un bebé dicen, que no entiendes, que no puedes prestar atención, no, no, y mil veces no, porque cuando te interesa bien que prestas atención. Es ver a Mary Poppins en pantalla y el mundo deja de existir para ti, desaparece todo tu entorno, solo hay ojos para Mary Poppins y oídos para escuchar una y mil veces el supercalifrastilistico espialidoso. Pero en el zoo noooooooo, en el zoo no había ni caras de sorpresa, ni risas, ni el esbozo de una sonrisa ni nada que se asemejara a una afirmación de bienestar.
Recién comidos nos dirigimos a la granja de las cabras, unos seres de cuatro patas, con pequeños cuernitos coronando su cabeza y muy malolientes. Diviso entre la gente que los niños tienen acceso al recinto, y allí toda esa jauría de niños se adentra con las manos llenas de cacahuetes dispuestos a cebar a las pobres cabras (que esa es otra, ¿de dónde carajo se han sacado que a las cabras les gustan los cacahuetes? ¿No era a los monos? Pues tu madre, para que nadie la tache de madre desapegada, carga contigo corral adentro cargada de cacahuetes para que mi retoño se hermane con el mundo cabrero.¡¡¡ Ay esa cabra que se acerca hacia ti con la lengua afuera y tiene el atrevimiento de lamerte la mano!! Voy a resumir tu reacción de una manera muy sencilla para que todo el mundo pueda entenderlo UN ASCO QUE TE CAGAS. Si mi niño lindo, en tu cara no había ni un atisbo de miedo, ni de curiosidad ni nada parecido, sino un asco que echaba para atrás. Ni mirarlas querías a esas pobres cabras que se acercaban a tu manita buscando un cacahuete. Y mamá tan orgullosa de su pequeño “ Ha salido a mi”- presumía.
La misma suerte corrieron los monos, los elefantes, los osos, los tigres y los leones enganchados al orfidal, ni puñetero caso por tu parte que encontrabas mucho más divertido el funcionamiento
de la botella de agua de Alvarito. Observamos en la lejanía otro puesto de fotos, en esta ocasión no hay tiranos de la sonrisa a la vista sino una Jirafa que debía estar la pobre empachada de tanto pan y tanta zanahoria como le daban, una foto, un cachito de pan para el retrato. Y allá que nos fuimos tu tía y yo para el puesto dispuestas a llevarnos a casa el preciado retrato. Bueno, más bien arrastré a tu tía para que fuese ella quien le metiese el pan en la boca al bicho, ni muerta hubiese dejado que semejante lengua me tocase un milímetro.
Llega el momento foto, lo tenemos todo, tenemos el pan, tenemos la zanahoria, tenemos al niño terrorista cogido en brazos y llega el momento de meterle a la jirafa el pan en la boca al tiempo que sonríes para que quede claro que lo estás pasando bien y que no podrías estar más feliz en ningún lugar del mundo que no fuera ese. Ese bicho enorme saca su lengua igual de enorme, y tu brazo que recula acompañado de un gesto de asco que deprimió hasta a la jirafa. Tu tampoco estabas dispuesto a que semejante lengua te tocara y lanzas el pan a tomar por culo al tiempo que el señor de la cámara agarra otro trozo de pan y se lo endiña a tu tía para que sea ella quien tenga el privilegio de alimentar al ser de pescuezo largo. He aquí el documento gráfico, prueba de que los animales no siempre despiertan el instinto de ternura de los niños, a ti cariño, lo único que te despierta es un asco solo comparable al de tu madre.
Te dejo aquí mi niño las instantaneas de tan inolvidable día
Descubriendo el mundo animal
Y de este animalico que dices que se llama cerdo sale el jamón serrano?
Al fondo estaban las focas... ningún interés por parte de mi niño
Alvarito disfrutando del mundo animal
Posado obligado con la jirafa de marras
Quien quiere ver jirafas teniendo papel albal
¿Pero no hay ni fuegos artificiales ni nada?
Comida campestre
No hay comentarios:
Publicar un comentario